El tema del Día Internacional de las Mujeres Rurales (15 de octubre) de este año era “Las mujeres rurales cultivan alimentos de calidad para todas las personas”, y en él se conmemoró una vez más la importantísima contribución de las mujeres a los sistemas alimentarios de todo el mundo. Las mujeres rurales desempeñan una función vital en la lucha contra la pobreza tanto en sus comunidades locales como en todo el mundo desde la producción, pasando por el procesamiento, hasta la preparación y distribución de alimentos.

Las mujeres siguen topándose con barreras estructurales 

Sin el empoderamiento de las mujeres rurales no se puede luchar contra el hambre en el mundo ni conseguir del Objetivo de Desarrollo Sostenible “Hambre cero” para 2030. Sin embargo, un nuevo informe de las mujeres de la ONU “Después de la COVID-19: Un plan feminista para la sostenibilidad y la justicia social”, constata que este colectivo se enfrenta a dificultades profundas y persistentes. Las leyes discriminatorias y las normas sociales restrictivas, junto con los contextos económico, tecnológico y medioambiental en constante cambio, inhiben muchas veces el potencial de las mujeres rurales.  

Unos salarios más bajos, una mayor inseguridad alimentaria, la falta de participación en los órganos de decisión y la discriminación en relación con la propiedad de tierra y ganado levantan importantes barreras de oportunidades para las mujeres de las comunidades rurales.  

Según la Organización Internacional del Trabajo, si se abordan estas áreas y se mejora el acceso a los recursos, los servicios públicos básicos y los mercados para sus granjas, la producción agrícola podría aumentar hasta en un 4 % y, al mismo tiempo, reducirse la desnutrición en más de un 15 % en algunas de la regiones más pobres del mundo (esto equivale a 100-150 millones de personas). 

La igualdad de género debe convertirse en la fuerza motriz 

“Igualdad de género” para 2030 es otro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, y hay una buena razón para ello: la agricultura a pequeña escala apoya el sustento de 2,5 mil millones de personas y produce casi un 80 % de los alimentos en Asia y el África subsahariana. Teniendo en cuenta que las mujeres representan aproximadamente el 50 % de la fuerza de trabajo agrícola en los países en desarrollo, empoderar a la mujery conseguir la igualdad de género tendrá un enorme impacto en las economías locales, en la gestión de la tierra y los recursos, en la inocuidad alimentaria y la nutrición, y en la construcción de la resiliencia al cambio climático.  

Aunque cada vez está más reconocido el papel de las mujeres rurales en la sostenibilidad y el bienestar de las comunidades rurales, este reconocimiento debe reflejarse en acción si queremos cerrar la brecha que hay entre las mujeres rurales y sus homólogos masculinos y urbanos.

Las mujeres rurales en la agricultura: un retrato 

Diana Gaglietti es ingeniera agrícola argentina y una de esas mujeres empoderadas con un papel en la industria agrícola de su región. Su interés por desarrollar esquemas de producción integrando la calidad y la seguridad del producto, así como el cuidado ambiental y el bienestar de los trabajadores se convirtió en su pasión y su modo de vida.  

Diana tiene mucha experiencia en la implementación de sistemas de calidad relacionados con la producción primaria y la industria alimentaria, por no hablar de su experiencia en el diseño y la realización de cursos de formación, tanto para GLOBALG.A.P. como para otras normas de mercado reconocidas. También es auditora externa e interna de GLOBALG.A.P., y ahora es una Farm Assurer aprobada por GLOBALG.A.P., lo que le permite ofrecer a sus clientes un servicio aún mejor. Pero, ¿dónde comenzó todo? 

Toda una vida de trabajo en el sector agrícola 

“Todo comenzó en 2002, unos meses después de graduarme como ingeniera agrícola”, explica Diana. “Tuve la oportunidad de entrar en un organismo de certificación como parte del equipo que estaba desarrollando el ámbito de las certificaciones de inocuidad alimentaria, principalmente todo lo relacionado con EurepGAP. Esto me permitió convertirme en auditora e instructora, y aprender sobre los procesos de certificación”.  

“Había requisitos GLOBALG.A.P. [por aquella época se llamaba EurepGAP] que eran un factor limitante para la certificación de los procesos de producción de productores en nuestro país, y esto me hizo involucrarme junto con otros colegas en la formación del grupo técnico de trabajo nacional (NTWG) Argentina, del que aún soy miembro. Posteriormente, una serie de circunstancias profesionales y personales me llevaron a abandonar mi puesto en el organismo de certificación para pasar a estar al otro lado del proceso, como implementadora e instructora. Casi 20 años después, sigo trabajando con las normas GLOBALG.A.P. en estas tres áreas: asesoramiento, formación y auditoría”.

Enfoque en el futuro 

Tanto las profesionales consolidadas como Diana Gaglietti como las mujeres rurales que a menudo están infravaloradas tienen una función dentro del Plan feminista para la sostenibilidad y la justicia social de la ONU. Estamos deseando ver cómo contribuye este plan al progreso de todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. 

Para obtener información sobre cómo contribuye GLOBALG.A.P. a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, haga clic aquí.